Las creencias prehispánicas alrededor los eclipses: los mayas creían que auguraban sequías, muerte y guerras

Los eclipses han maravillado y atemorizado a las civilizaciones humanas desde el inicio de los tiempos. ¿Qué pensaban las culturas prehispánicas de este fenómeno natural?

Las civilizaciones en México prestaban especial atención a los astros y explican su comportamiento con mitología, que a su vez se basaba en conocimientos matemáticos.

¿Qué es un eclipse?

Existen 2 tipos de eclipse: de luna y de sol. 

El eclipse de sol se da cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra, proyectando su sombra y haciendo que se oscurezca. 

Durante el eclipse lunar, la tierra se interpone entre el sol y la luna, dándole al satélite natural de la tierra un color rojizo, razón por la que se le conoce como “luna sangrienta”.

El registro del fenómeno

El eclipse más antiguo del que se tiene conocimiento quedó registrado en antiguos escritos babilónicos y tuvo lugar un 31 de julio del año 1062 a.C.

Otro ejemplo está en la biblia, en el libro del apocalipsis (6:12) que dice:

“Y vi, cuando abrió el sexto sello sobrevenir un gran terremoto y el sol se volvió negro, como un tejido de crin, y la luna, toda ella se volvió de sangre”.

Incluso en La Odisea, Homero describe lo que parece ser un eclipse en Ítaca en el año 1178 a.C:

“El sol ha muerto en el cielo y una maligna niebla todo lo cubre”.

¿Qué pensaban los mayas y los aztecas, dos de las culturas más avanzadas e importantes del México prehispánico, de los eclipses? 

El significado de los eclipses para la cultura azteca

En Náhuatl, al eclipse solar se le conoce como tonatiuh qualo, que significa “cuando el sol es comido” y el eclipse lunar es miztli qualo.

Para las culturas del México prehispánico el movimiento de los astros influía en sus vidas, en las decisiones que tomaban y por supuesto, en los fenómenos naturales de la tierra como terremotos y sequías.

A veces se modificaban fechas importantes para que coincidieran con eventos astronómicos de igual importancia.

Por ejemplo, la fundación de la gran Tenochtitlán quedó registrada bajo un eclipse solar que ocurrió el 13 de marzo de 1325, lo que dio origen al mito de la batalla entre Huitzilopochtli y Coyolxauhqui.

Creencias y mitos aztecas

La mitología es la manera con la que nuestros ancestros explicaban fenómenos naturales y los eclipses no son la excepción.

Las tzitzimime, por ejemplo, son mujeres descarnadas con garras en sus manos, pies y ojos en sus articulaciones.

Se cree que son las estrellas que brillan alrededor del sol durante un eclipse y que aprovechan la oscuridad para bajar y comerse a los humanos.

Para cuidarse de todo mal que pudiera acontecer durante el fenómeno, los aztecas iban armados con un cuchillo de pedernal blanco que simbolizaba la luna.

Para los aztecas, los más susceptibles durante estos fenómenos eran los niños, a quienes protegían de convertirse en ratón usando una máscara de maguey.

Otra creencia era que los hijos de las embarazadas sufrirían de malformaciones si se exponían directamente al eclipse, creencia que todavía vive entre los mexicanos del mundo moderno.

La interpretación de los eclipses en la cultura maya 

La cultura maya fue una de las civilizaciones prehispánicas con mayores avances en cuanto a la observación de la bóveda celeste, creando su propio calendario.

El Códice Dresde es uno de los pocos escritos mayas que existen en el mundo con datos y estudios astronómicos de increíble exactitud, entre ellos, los eclipses. Según el códice, durante un eclipse, el sol o la luna son mordidos por su contraparte o por alguna divinidad que tenga conflicto con el dios al que ha decidido atacar. 

En la cultura maya, el dios sol es Kinich Ahau y la diosa de la luna es Ixchel. 

Según las creencias, un eclipse solar auguraba sequía, guerra o muerte, mientras que los eclipses lunares eran especialmente dañinos para las mujeres embarazadas y los niños.

Creencias y mitos mayas

Kinich Ahau, el dios sol, también representa la noche y el día, la luz y la oscuridad, una dualidad. Los eclipses se interpretaban como el dios sol manifestando su furia o exigiendo ritual.

En el caso de la luna, la diosa Ixchel era la protectora de las mujeres y dadora de la fertilidad, por lo que en caso de eclipses lunares, las mujeres mayas embarazadas temían que sus hijos nacieran con alguna malformación.

Otra creencia que tenían los mayas acerca de los eclipses de sol era que al mirarlos directamente, pájaros vendrían para sacarles los ojos y quedarían ciegos, por lo que el reflejo del sol en baldes de agua era una práctica común para observar estos fenómenos en la bóveda celeste.

Antiguos mitos de los eclipses

  1. Los eclipses han sido fenómenos fascinantes desde la Antigüedad, dando lugar a diversos mitos en diferentes culturas, según Julieta Fierro Gossman del Instituto de Astronomía de la UNAM.
  2. En diversas tradiciones, como la china y la mexica, se creía que durante un eclipse alguna entidad divina devoraba al Sol, ya sea un dragón o una deidad.
  3. Durante la fundación de Tenochtitlan en 1325, la colocación de la piedra fundacional coincidió con un eclipse, relacionándose este hecho con un mito sobre un nopal con tunas rojas.
  4. La piedra fundacional de Tenochtitlan tiene esculpido un águila sobre un nopal, interpretado erróneamente por los españoles como una serpiente, pero que simboliza un mensaje divino.
  5. En la moneda mexicana de 10 pesos se refleja la rica historia y simbología del país, mostrando al águila, la serpiente y el Sol, que representa el centro del calendario azteca.
  6. Los códices borbónicos de los mexicas contenían predicciones para cada día del año, influenciando las creencias sobre eventos vitales, como el nacimiento de Cuauhtémoc en un día no contemplado.
  7. Durante los eclipses, los mexicas tenían rituales específicos, como el sacrificio de personas albinas y prácticas para prevenir deformidades en los recién nacidos.
  8. Los mayas, destacados astrónomos, usaban instrumentos precisos, similares al astrolabio árabe, para observar y predecir movimientos astronómicos, como los tránsitos de Venus y la alineación del Sol y la Luna.

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