Esto es lo que aún no sabemos del coronavirus a un año de la pandemia

Cuando se detectó el primer caso en China en diciembre de 2019, los efectos del virus Sars-Cov-2 eran desconocidos para pacientes, médicos, gobiernos y científicos

Pero en los últimos 12 meses la ciencia ha recopilado una enorme evidencia sobre el nuevo coronavirus, la forma en la que se transmite y reproduce en el organismo y la manera más efectiva de evitarlo y tratarlo.

Por ejemplo, ahora se sabe que el uso de mascarillas es fundamental para prevenir la transmisión, hasta el momento no existe cura para la enfermedad y el Covid-19 no solo afecta y mata a los ancianos.

Pero un año después de que se declarar la pandemia hemos visto que algunas de las cosas que sabíamos al principio sobre este virus han cambiado.

También sabemos que este patógeno y las enfermedades que causa continúan desarrollándose. Hay otras incógnitas sobre el coronavirus y el covid-19, estas son cuatro aspectos del spectos del SARS-Cov-2 que desconocemos o tenemos poco claros, y los científicos trabajan contra reloj para entender mejor.

1. Los efectos a largo plazo de la enfermedad

Una pregunta que continúan haciendo es por qué el virus que causa Covid-19, SARS-CoV-2, produce síntomas leves a corto plazo en la mayoría de las personas infectadas y puede no presentar síntomas de enfermedad respiratoria aguda. Pero algunas personas experimentan síntomas durante mucho tiempo. Este es el llamado covid-19 prolongado o persistente.

La enfermedad se caracteriza por síntomas que incluyen dificultad para respirar, fatiga prolongada, dolor de cabeza y articulaciones, y pérdida del olfato y el gusto.

Los científicos están tratando de comprender qué pacientes pueden verse afectados por el covid-19 durante mucho tiempo y cuánto tiempo pueden durar los efectos del virus. En cuanto a los efectos a largo plazo del virus, otra cuestión pendiente es cuáles serán sus efectos epigenéticos. En otras palabras, ¿su influencia se transmitirá de generación en generación? Además, los investigadores están ocupados estudiando el impacto social y económico de esta epidemia.

2. Cómo evolucionará el virus

Cada vez que un coronavirus se transmite de una persona a otra, se realiza un pequeño cambio en su código genético y los científicos comienzan a identificar cómo muta el virus. Estos signos de adaptación del virus no sorprenden del todo a los científicos. El uso de tratamientos y vacunas permitirá que la mayoría de los virus y bacterias que causan enfermedades encuentren una forma de escapar y continuar propagándose.

Aquellos que son resistentes al tratamiento o que pueden evadir el sistema inmunológico sobrevivirán más tiempo para replicarse y así difundir su material genético. Un año después de que comenzara la pandemia, el tema de las mutaciones del coronavirus ahora es muy importante.

 Y es que están surgiendo nuevas variantes de SARS-Cov-2 capaces de propagarse más rápidamente, lo que lleva a preguntarnos si esto hará que las recientemente aprobadas vacunas sean menos efectivas.

Hasta la fecha hay poca evidencia de que lo sean, pero los científicos ya están comenzando a explorar cómo mutará el virus en el futuro y si podrían evitarlo.

Algunas compañías farmacéuticas ya están actualizando sus vacunas para dirigirlas a las versiones mutadas de la proteína espiga del SARS-Cov-2.

Pero con los patrones de mutaciones que los científicos están viendo aparecer en el coronavirus en todo el mundo, ¿se podrá obtener alguna pista sobre cómo seguirá evolucionando el virus?

3. Cómo podría ser la próxima pandemia

La pandemia del covid-19 sorprendió al mundo. Pero no todos. A lo largo de los años, epidemiólogos y otros expertos han advertido que debemos prepararnos para una pandemia mundial. La mayoría de las enfermedades que preocupan a los expertos se originan en animales. De hecho, el 75% de las enfermedades emergentes son zoonóticas. Covid-19 no parece ser diferente, se cree que se originó a partir de pangolines vendidos en el mercado húmedo en China. Pero así, debido a nuestro propio comportamiento, el daño de las enfermedades zoonóticas a los humanos aumenta día a día. Nuestro impacto en el clima, la invasión de hábitats de vida silvestre y los viajes globales han ayudado a propagar enfermedades transmitidas por animales.

Junto con la urbanización, la sobrepoblación y el comercio mundial, crea un entorno ideal para más pandemias. Ahora, un año después de la pandemia de coronavirus, los científicos están estudiando otras enfermedades que pueden conducir a la próxima pandemia mundial.

Han estado prestando atención a las enormes amenazas, desde los camellos que causaron el MERS en África hasta los murciélagos que propagaron el virus Nipah en Asia.

4. Cuál es el impacto ambiental de la pandemia

A medida que los países intentan contener la propagación del nuevo coronavirus e implementar un bloqueo global, la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero están disminuyendo en todos los continentes. Pero en el resto del año, estos han aumentado rápidamente.

En general, para 2020, las emisiones de dióxido de carbono se han reducido en más del 6%. Sin embargo, la pandemia mundial, que se ha cobrado millones de vidas, no debe verse como una forma de lograr un cambio ambiental. Aún no se sabe cómo afectará la crisis del covid-19 a las emisiones contaminantes.

Pero cuando la pandemia finalmente ceda, ¿volveremos a los mismos niveles de emisiones de dióxido de carbono y contaminantes que antes de la pandemia? ¿Se “recuperarán” estos niveles tan altos que parece que nunca hemos visto un cielo despejado? ¿O los cambios que vemos hoy tendrán un impacto más duradero? Los expertos creen que los cambios que hicimos durante la pandemia podrían conducir a la introducción de hábitos duraderos.

Durante el brote de coronavirus, vimos cómo la reducción de los viajes y el tráfico beneficiaron al clima y la reducción del desperdicio de alimentos debido a la preocupación por la escasez durante el cierre.

La pandemia puede tener un impacto más duradero en el medio ambiente, y los ambientalistas quieren saber si nuestra respuesta a la crisis de COVID-19 puede servir como modelo para responder al cambio climático.

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