Enfocado en la crisis humanitaria en la frontera con México, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que no criminalizará a los migrantes.
“No satanizaré a los inmigrantes diciendo que están envenenando la sangre de nuestro país. No voy a separar familias, no voy a prohibir el ingreso de personas por su fe”, expresó ayer en el discurso del Estado de la Unión.
Con eso, el demócrata aludió a las políticas migratorias de su antecesor, el republicano Donald Trump, su virtual rival para las elecciones de noviembre.
Somos la única nación que se nutre de gente de todo el mundo, de gente que ha venido desde distintos lugares del planeta, algunos vinieron encadenados, otros libremente, pero todos venimos de alguna parte”, insistió en el último mensaje de su primer periodo en la Casa Blanca.
Además, Biden llamó al republicano a trabajar en conjunto por un pacto que permita cerrar la frontera cuando esté desbordada.
Sin embargo, nunca mencionó explícitamente a Trump, sino que se refirió a él como “su antecesor” en 13 ocasiones.
Mi propósito es despertar al Congreso y hacerles saber que es un momento singular, la democracia está siendo atacada”, aseguró.
Estoy aquí para mostrarles el camino que debemos seguir”, agregó.
Entre las congresistas, había mujeres vestidas de blanco en defensa de los derechos de las mujeres, algunas demócratas iban de negro en señal de luto por las 30 mil muertes por los ataques de Israel en Gaza.
En el mensaje que se prolongó por más de una hora, llamó a respaldar a Ucrania, a frenar el uso de las armas de fuego, a bajar el precio de los medicamentos y a mejorar el salario de los trabajadores.
Biden reiteró su llamado a una tregua de seis semanas en la Franja de Gaza e instó a Israel a permitir más ayuda humanitaria.
El presidente de 81 años de edad aludió a las críticas sobre su posible estado de salud deteriorado.
Joven o viejo, sé lo que es perdurable, sé cuál es nuestro norte. La idea de Estados Unidos es que todos somos creados iguales y merecemos ser tratados en equidad. No hemos alcanzado ese ideal, pero nunca le hemos dado la espalda, somos optimistas”, dijo.
Aseguró que está listo para pelear y arreglar la frontera con México y habló sobre la ley bipartidista que propuso en conjunto con su equipo, que de ser aprobado, podría permitir la contratación de mil 500 agentes y oficiales de seguridad fronteriza, así como 100 jueces de inmigración más para ayudar a hacer frente a una carga de 2 millones de casos.
También 4 mil 300 oficiales de asilo más y nuevas políticas para que puedan resolver los casos en 6 meses en lugar de en 6 años; 100 máquinas más de detección de drogas de alta tecnología para aumentar significativamente la capacidad de detectar y detener a los vehículos de contrabando de fentanilo hacia Estados Unidos.
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