El terror por la balacera que vivieron habitantes en un centro de vacunación en Puebla fue ocasionado por supuestas venganzas contra Fernando Flores García, la Zorra, identificado como narcomenudista y objetivo del ataque directo.
Puebla, Pue.- De acuerdo con reportes locales, la Zorra se encuentra entre las cuatro personas heridas de bala. Pero él era la meta principal y las otras víctimas, un adulto, un niño y una niña, no tenían ningún nexo contra el presunto criminal.
Medios locales han señalado que los disparos no fueron contra la multitud de personas que se encontraban formados para recibir la dosis contra COVID-19, particularmente de menores de 5 a 11 años.
Pero el pánico se apoderó de los familiares de los pequeños, quienes se recostaron pecho tierra para evitar ser alcanzados, pero en las acciones hubo llamados daños colaterales en el centro de salud de la colonia Francisco I. Madero de la ciudad poblana.
Flores García también acudió a recibir el inmunológico contra coronavirus, pero fue atacado por supuestos motosicarios que irrumpieron para descargar el arma en el centro médico localizado entre las calles Miguel Hidalgo y Francisco Sarabia.
La Zorra, según versiones prelimianres, había sido procesado por asesinato, narcomenudeo y robo de vehículo, entre otros delitos. Luego de sufrir el atentado, fue enviado a un hospital para ser intervenido por las heridas de impacto de arma de fuego.
Luego de perpetrar el ataque, los sicarios lograron darse a la fuga sin que se haya reportado su arresto. Algunos testigos se percataron que los disparos no parecieron ser de gravedad sobre las personas, pero de inmediato acudieron policías locales y ambulancias para el traslado.
“Con el pánico, los niños, las mamás, preocupados, llorando, porque estábamos muy cerca”, comentó un ciudadano que presenció los hechos y estaba a escasos 10 metros de la Zorra.
No sabemos qué más tiene qué pasar para que estemos tranquilos, aquí es una concentración de niños, ya no es posible
Tras el ataque fue dinfundida una fotografía de un sujeto herido, sentado cerca del camellón, mientras era atendido por sus visibles heridas y manchas de sangre. Portaba una gorra, se le nota corpulento de más de 30 años de edad y con múltiples tatuajes en el pecho, hombro y los brazos.