La historia de Andrés Mendoza, “El caníbal de Atizapán”, es un llamado para frenar la violencia sistemática en contra de la mujer.
Al momento de llevar a cabo las investigaciones en su hogar, los peritos encontraron más de 4 mil restos óseos enterrados, la gran mayoría de mujeres. Esto podría hacer de Andrés Mendoza Celis, apodado “el caníbal de Atizapán”, el mayor asesino serial y feminicida en la historia de México.
No es solo la cantidad de huesos encontrados en su hogar, sino el tiempo que permaneció actuando sin que nadie sospechara de sus actos: treinta años, aproximadamente.
El sobrenombre de Mendoza Celis corresponde a un acto que es común en muchos asesinos seriales: la costumbre de comer la carne de sus víctimas. Esta es la historia de “El caníbal de Atizapán” de uno de los casos de violencia contra las mujeres más recientes ocurrido en México.
La historia de Andrés Mendoza Celis, “el caníbal de Atizapán”
A sus 72 años, Andrés Filomeno Mendoza Celis era bien conocido por sus vecinos de una colonia popular de Atizapán, Estado de México. Se le tomaba como un hombre amable, que gustaba de ayudar a otros. Vivía solo y no se le conocían esposa ni hijos. A pocos metros de su hogar vivía su hermana con una hija.
Mendoza Celis nació en Oaxaca y llegó a la zona metropolitana de la Ciudad de México en la década de 1980. Se sabe que durante algún tiempo practicó el oficio de carnicero antes de dar un vuelco a su vida y convertirse en activista vecinal que buscaba promover mejoras en su barrio.
Andrés Mendoza era de corta estatura y cabellera rizada, rasgo por el que también se le conocía como “El Chino”. Su aspecto era el de un hombre inofensivo que buscaba siempre el bienestar ajeno. Como ocurre en el caso de muchos asesinos seriales, nadie podría creer que alguien como él, escondiera un secreto tan tétrico a sus espaldas.
La desaparición de Reyna González
Sin embargo, el verdadero rostro de este hombre salió a la luz luego de la desaparición de Reyna González Amador, de 34 años, con quien Mendoza Celis llevaba un lazo de amistad. Era común que el hombre le ayudara ocasionalmente en su negocio. Incluso en varias ocasiones fue invitado a sus fiestas familiares.
El 14 de mayo de 2021, ambos fueron al centro de la ciudad a comprar material para reabastecer el negocio de Reyna. Sin embargo, nunca más regresó a casa.
Desesperado por encontrar a su esposa, Bruno Ángel Portillo, un jefe de policía municipal en el Estado de México, comenzó la búsqueda por su cuenta revisando los videos de seguridad pública para conocer los últimos pasos de Reyna.
Como los videos no revelaban del todo el último paradero de la mujer, Bruno rastreó la localización del celular de su esposa usando una app para ello, lo cual lo llevó hasta el domicilio de Andrés Mendoza. El policía accedió como pudo a la propiedad.
Ahí encontró los restos desmembrados de Reyna. En un acto de desesperación, Bruno se comunicó con la policía para avisar del hallazgo. Así fue como comenzó la tarea de investigar el pasado de Andrés Mendoza.
La casa de los horrores.
El predio en el que vivía Andrés Mendoza no tiene nada de llamativo. Se caracteriza por un amplio desorden y carencia de higiene. Pero eso no es lo más sorprendente, sino el hecho de que rentaba cuartos a personas. Y nadie se dio cuenta de lo que hacía.
Después del hallazgo del cuerpo de Reyna, la policía y los peritos fueron desenterrando miles de osamentas, la gran mayoría pertenecientes a mujeres. Unos pocos eran de niños y hombres.
Mendoza era un feminicida consumado. Su carrera delictiva se traslada hasta principios de la década de 1990. La cantidad precisa de víctimas hasta el momento permanece como un misterio. Pero pueden ser los suficientes para considerarlo el asesino serial más prolífico del país.
En los interrogatorios a los que fue sometido confesó que comió la carne de algunas de sus víctimas.
La manera en que este hombre convencía a las mujeres de ir hasta su hogar era variada. Algunas de sus estrategias era la de ofrecer empleos o presentarse como facilitador de programas sociales, lo cual puede ser un gancho para personas en busca de una mejora en su vida, como ocurre en las periferias del Estado de México y la Ciudad de México, donde la pobreza llega a ser extrema.
La realidad es que luego de matarlas, Andrés Mendoza desmembraba a sus víctimas y ocultaba los cuerpos en el subsuelo de una habitación subterránea de su vivienda.
Ahí se fueron acumulando con el paso de los años, vidas y vidas de personas inocentes a quienes alguien esperaba en sus hogares.
Escucha el podcast Crímenes en serie donde hablamos acerca del caso de “El caníbal de Atizapán”:
Un macabro recuento
Además de las osamentas enterradas, la policía encontró en la vivienda de este sujeto una libreta donde llevaba un recuento de sus víctimas: nombre, edad y demás detalles.
También se encontraron fotografías, identificaciones oficiales, ropa, zapatos y bolsos de muchas mujeres a las que quitó la vida. Como si lo anterior no fuera suficiente, se encontraron grabaciones de los crímenes.
Al momento de su detención hecha por la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), Mendoza confesó ser un feminicida serial y haber cometido alrededor de 30 delitos de esta naturaleza.
El detenido había sido presidente del Consejo de Participación Ciudadana de Atizapán de Zaragoza. En aquel momento apoyaba al candidato a munícipe de la coalición “Va por México” (PRI, PAN y PRD), Pedro Rodríguez Villegas, quien se deslindó del delincuente.
Desde su lugar de detención, Mendoza ha dejado frases para el recuerdo como:
“Ya no se remedia nada, ya lo que ya se hizo pues hay que aguantarse nada más. Se arrepiente uno, pero ya demasiado tarde”.
Lo anterior no solo refleja la mentalidad de un asesino, sino también de un país y un modelo de justicia poco eficiente que no ofrece garantías de seguridad a millones de mujeres del Estado de México.
La sentencia
Andrés Filomeno Mendoza Celis fue condenado a prisión vitalicia, informó en su momento la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
Un juez del Distrito Judicial de Tenango del Valle dictó esta sentencia en marzo de 2022 luego de revisar los elementos de prueba recabados, aportados y expuestos por el agente del Ministerio Público de la Fiscalía Especializada de Feminicidio.
También le impusieron multas de 5 mil días de salario mínimo y 1 millón 344 mil 500 pesos como reparación del daño, además fueron suspendidos sus derechos civiles y políticos.
Perfil de “El caníbal de Atizapán”
Feggy Ostrosky Shejet, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM y experta en neurobiología de la violencia, ofrece un perfil sobre la personalidad de Andrés Mendoza, a quien tuvo oportunidad de entrevistar:
“Era un odio, una hostilidad muy marcada hacia la figura femenina. En pruebas que se le aplicaron, decía que las mujeres eran frías y manipuladoras y que siempre le habían cambiado por hombres más ricos que él. Nunca tuvo pareja, siempre buscaba mujeres en lugares como los table dance“.
“Prefería a las mujeres llenitas, con un peso de unos 70 kilos. Jóvenes y atractivas”.
“Tiene una mirada muy transparente, que no la tienen los asesinos seriales. Te mantiene la mirada fija. Estaba muy contento. Al principio pensé que no era él”.
“En él hay una baja autoestima. No se siente físicamente adecuado. Esta falta de autoestima se volvía fantástica cuando ayudaba y era el gran cuidador de la sociedad“.
“El acto de matar era un acto de vengarse de las mujeres. Tenía satisfacción sexual cuando mataba a la víctima y la grababa”.
Caníbal, indignación total
A partir del lunes 27 de junio de 2022 se estrenó la miniserie documental de 5 capítulos “Caníbal, indignación total”, centrada en los feminicidios cometidos por Andrés Filomeno Mendoza Celis. La producción, realizada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se puede ver a través de los canales oficiales del Estado, así como por el Canal de las Estrellas, de Televisa.